Existe una clase de metales y de compuestos cuya resistencia disminuye hasta cero cuando llegan a una cierta temperatura Tc, conocida como temperatura crítica. Estos materiales se conocen como superconductores.
Cuando la temperatura es Tc o inferior, la resistividad súbitamente cae hasta cero. Este fenómeno fue descubierto en 1911 por el físico holandés Heike Kamerlingh Onnes (1853-1926) mientras trabajaba con mercurio, que es un superconductor a temperaturas inferiores a 4.2 K.
Hoy día se conocen miles de superconductores, las temperaturas críticas de los superconductores recién descubiertos son mucho más elevadas de lo que se consideraba posible en un principio. Se reconocen dos tipos de superconductores, los más recientemente identificados son, en esencia, materiales cerámicos a elevadas temperaturas críticas; en tanto que los materiales superconductores, como los observados por Kamerlingh-Onnes, son metales. Si llegara a identificarse un superconductor a la temperatura ambiente, su impacto sobre la tecnología sería tremendo.
El valor de Tc es sensible a la composición química, a la presión y a la estructura molecular. Es interesante hacer notar que el cobre, la plata y el oro, que son excelentes conductores, no exhiben características de superconductividad.
Una aplicación importante y útil de la superconductividad es el desarrollo de imanes superconductores, en los cuales las magnitudes del campo magnético son aproximadamente diez veces mayores a las producidas por los mejores electroimanes normales. Es posible utilizar estos imanes superconductores como medio para almacenar energía. Los imanes superconductores están siendo utilizados actualmente en unidades para la obtención de imágenes por resonancia magnética en el campo de la medicina (MRI, magnetic resonance imaging), que producen imágenes de alta calidad de los órganos internos sin necesidad de una excesiva exposición de los pacientes a los rayos X o a otras radiaciones dañinas.
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